Sigue los pasos del Flaco: De Cartero a Técnico de Fútbol
Capítulo 5 - De Cartero a Técnico: El Último Consejo
Los años pasaron como un tren sin frenos. El Flaco jugó en ligas menores, subió, bajó, se lesionó, volvió. Siempre tuvo en el bolso la postal de Gatti. Cuando colgó los guantes, decidió quedarse en la cancha: se hizo técnico.
Dirigía a un club del ascenso con la misma pasión con la que repartía cartas de adolescente. Enseñaba a sus arqueros a mirar la cadera del rival, a no tener miedo al gol, a volar aunque nadie crea en ellos.
Un domingo lluvioso, sentado en el banco de suplentes, sintió una mano en su hombro. Era Gatti, canoso, sonriente. Lo miró como si el tiempo no hubiera pasado.
—Te dije que todos jugamos, aunque sea en la cabeza, Flaco —le susurró.
El Flaco se puso de pie. Miró a sus jugadores transpirar bajo la lluvia, pelear cada pelota como si fuera la última. Supo que el Loco tenía razón. No importa cuántos goles vengan, importa seguir tirándose, seguir soñando.
La postal amarilla seguía guardada en su bolsillo. Una carta que nunca dejó de repartir: la de creer en lo imposible.