El Cartero que Salvó Corazones en Tiempos de Pandemia
Sinopsis: Un cartero de Oberá transformó su ruta diaria en misión de esperanza, llevando más que cartas a los adultos mayores aislados.
1. El Último Día Normal
El aroma a tierra húmeda se mezclaba con el perfume de los jazmines mientras Carlos Mendoza ajustaba la correa de su bolsa de cartero. Era marzo de 2020, y las calles de Oberá aún vibraban con la rutina matutina de siempre. Los comerciantes abrían sus puertas, los niños corrían hacia la escuela, y él se preparaba para su ronda diaria de correspondencia.
"Buenos días, don Carlos", le gritó doña Mercedes desde su ventana, como cada mañana durante los últimos quince años. Él respondió con una sonrisa y un saludo de mano, sin saber que sería la última vez que la vería asomarse con esa tranquilidad.
La bolsa de cuero gastado cargaba el peso familiar de cartas, facturas y paquetes. Sus manos, curtidas por años de trabajo bajo el sol misionero, conocían cada sobre por textura. Esta carta era de Buenos Aires, aquella de Posadas, y esta otra... tenía el sello de una oficina gubernamental que no auguraba buenas noticias.
Carlos había comenzado como cartero a los veinticinco años, después de trabajar en el monte cortando yerba mate. Su padre, también cartero, le había enseñado que entregar correspondencia era más que un trabajo: era conectar vidas, llevar noticias de seres queridos, ser el hilo invisible que unía familias separadas por la distancia.
"Mirá, Carlos", le había dicho su padre años atrás, "en cada carta hay un pedazo de alma. Tratala con respeto, porque para alguien significa el mundo". Esas palabras resonaban en su mente mientras caminaba por las calles empedradas del barrio San Martín.
Esa tarde, mientras terminaba su ruta habitual, escuchó en la radio del almacén de don Raúl algo sobre un virus que se expandía por el mundo. "Seguramente es algo que pasa lejos", pensó, sin imaginar que en días su vida y la de todo Oberá cambiarían para siempre.
Al llegar a casa, su esposa María Elena lo esperaba con el mate listo y la expresión preocupada. "¿Escuchaste las noticias?", le preguntó. Carlos negó con la cabeza, pero algo en el aire había cambiado. Los pájaros parecían cantar más bajo, y el viento traía un silencio extraño que se instalaba en cada rincón de la ciudad.