El Cartero Francés que Conquistó su Sueño en el Mundial de Clubes
Sinopsis: Un humilde cartero descendiente de franceses ayuda a un millonario y recibe la recompensa de su vida: ver al PSG en el Mundial de Clubes.
1. El Aroma del Café y las Cartas de la Mañana
Pierre Dubois se despertó como cada mañana al sonido del despertador oxidado que había heredado de su abuelo. El pequeño apartamento olía a café recién hecho y al papel húmedo de las cartas que había dejado secar la noche anterior. Sus dedos callosos acariciaron la fotografía descolorida del Parque de los Príncipes que tenía pegada en la nevera, una imagen que había recortado de una revista deportiva hace años.
"Allez PSG", murmuró en francés, como hacía cada mañana desde que tenía memoria. Su bisabuelo Henri había llegado a Argentina en 1920, trayendo consigo apenas unas monedas y una pasión desmedida por el fútbol francés que se había transmitido de generación en generación como una herencia sagrada.
Pierre se vistió con su uniforme azul desgastado del correo, el mismo que había usado durante los últimos ocho años. Las costuras estaban débiles y los codos brillaban por el uso, pero lo mantenía impecable. Su madre, antes de morir, le había enseñado que la dignidad no dependía del dinero sino de la actitud con la que uno enfrentaba la vida.
Al salir, el aire fresco de la mañana le golpeó el rostro. Las calles de San Telmo comenzaban a desperezarse lentamente. El aroma del pan recién horneado de la panadería de la esquina se mezclaba con el humo de los primeros colectivos. Pierre caminó hasta la oficina postal, donde lo esperaba su jefe, el señor Ramírez, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
"Buenos días, Pierre. Hoy tienes la ruta del barrio norte otra vez", le dijo mientras le entregaba la bolsa de cuero marrón repleta de correspondencia. "Y cuidado con esa casa de la calle Alvear, ya sabes... el millonario ese que siempre se queja de todo".
Pierre asintió sin decir palabra. Conocía bien a Eduardo Santander, el empresario que vivía en esa mansión imponente. Un hombre que había hecho fortuna en el negocio inmobiliario y que trataba a todos con la misma frialdad que usaba en sus negocios. Pero Pierre había aprendido que detrás de cada rostro hostil se escondía una historia, y él era solo un cartero que debía entregar las cartas sin juzgar a nadie.
Mientras caminaba por las calles empedradas cargando su bolsa, Pierre silbaba "La Marseillaise" bajito. En su mente, como cada día, se imaginaba estar en el estadio, gritando junto a miles de fanáticos cuando Mbappé marcaba un gol. Era un sueño que sabía inalcanzable, pero que lo mantenía vivo en los días más grises.