El Cartero Fantasma: Secretos entre Cartas y Lluvia
Capítulo 3: La Primera Aparición
La tormenta llegó exactamente a las once de la noche, como si hubiera sido convocada por las historias que Mercedes había escuchado durante el día. El viento silbaba entre las rendijas de las ventanas de la pensión, y el sonido de la lluvia sobre el techo de chapa se intensificaba por momentos. Mercedes se incorporó en la cama, con todos los sentidos alerta.
Un golpe suave en la puerta principal la hizo saltar. No era el sonido del viento, sino algo más deliberado, más humano. "¿Doña Olga?", susurró, pero no hubo respuesta. Se acercó a la ventana y apartó levemente la cortina. La calle estaba completamente oscura, iluminada solo por los destellos intermitentes de los relámpagos.
Fue entonces cuando lo vio.
Una figura caminaba lentamente por el sendero de barro, con una bolsa colgada al hombro y un impermeable que parecía no protegerlo del todo de la lluvia. La figura se detuvo frente a la casa de enfrente, se agachó y deslizó algo bajo la puerta. Luego continuó su camino, desapareciendo en la oscuridad como si nunca hubiera estado allí.
Mercedes sintió que el corazón se le aceleraba. Tomó su teléfono y comenzó a grabar, aunque sabía que la oscuridad y la lluvia harían casi imposible captar algo útil. Pero necesitaba evidencia, necesitaba probar que lo que estaba viendo era real y no producto de su imaginación estimulada por las historias del día.
A la mañana siguiente, Mercedes se levantó temprano y se dirigió a la casa donde había visto detenerse a la figura. Era la vivienda de la familia Rodríguez, una pareja de ancianos que vivía allí desde hacía décadas. Cuando golpeó la puerta, fue recibida por doña Elena, una mujer de cabello completamente blanco y ojos vivaces.
"¿Encontraron algo extraño esta mañana?", preguntó Mercedes, tratando de sonar casual. "¿Bajo la puerta, tal vez?" Doña Elena la miró con una mezcla de curiosidad y sorpresa. "¿Cómo supo? Sí, había un sobre. Muy extraño, porque no tiene remitente y está dirigido a mi esposo con un nombre que no usa desde hace años."
"¿Puedo verlo?", Mercedes sintió cómo se le aceleraba el pulso. Doña Elena dudó un momento, pero finalmente accedió. El sobre era amarillento, como si hubiera estado expuesto al tiempo durante años. La caligrafía era elegante pero algo temblorosa, y efectivamente, no había remitente.
"¿Su esposo ya la leyó?", preguntó Mercedes. "Está en el fondo, trabajando en su taller. Dice que no quiere saber nada de cartas misteriosas, que seguramente es una broma." Pero Mercedes notó la inquietud en los ojos de la mujer. "¿Usted qué piensa?"
"No sé qué pensar", admitió doña Elena. "Pero ese nombre, 'Carlitos', así le decían cuando era niño. Solo su madre y sus hermanos lo llamaban así. Todos están muertos desde hace años." Se quedó callada un momento, mirando el sobre. "¿Usted cree en fantasmas, señorita?"
Mercedes no supo qué responder. Hasta hace pocos días, habría dicho que no sin dudar. Pero ahora, con el sobre en sus manos y el recuerdo fresco de la figura caminando bajo la lluvia, ya no estaba tan segura de nada.