Logo CodigoPostal.ar CodigoPostal.ar

Descubrí cómo una encomienda salvó una cosecha entera

Capítulo 4 - La llegada y la siembra

Ramón se mantenía bajo el alero de la casa, mirando el horizonte cargado de lluvia. Cada gota que caía sobre la tierra seca era un recordatorio cruel de que, sin semillas, el barro se volvería costra inútil. Sus hijos corrían dentro, riendo, ajenos a la preocupación que le tensaba los hombros.

De pronto, entre la bruma de la tormenta, vio una silueta. Una bicicleta, empapada. Don Evaristo apareció, jadeando, con la cara cubierta de barro. Alzó la bolsa de cuero como un trofeo silencioso.

Ramón corrió hasta él. —¿Lo logró? —preguntó, casi sin voz. Evaristo asintió, sacando la bolsa de arpillera aún intacta.

—Apúrese —dijo el cartero, tosiendo por el frío. —Plante antes de que la tierra se encharque.

Sin perder tiempo, Ramón gritó a sus hijos. Entre todos, sacaron palas y machetes. Bajo la lluvia, abrieron surcos a mano, hundiendo las semillas en la tierra blanda. El agua caía como bendición. Cada puñado de semillas era un susurro de esperanza, un pacto entre el barro y la vida.

Don Evaristo se quedó bajo el alero, tomando un mate tibio que la esposa de Ramón le alcanzó. Observó en silencio: surcos, semillas, lluvia. Cada carta que entregaba era importante, pero nunca imaginó que una encomienda salvaría una cosecha entera.

⬅ Anterior Siguiente ➡